lunes, 28 de abril de 2014

Segunda vida para una lata de Nesquik.

     Hoy os traigo un tutorial o DIY, para crear una lámpara o un portavelas (eso lo dejo a vuestra elección) a partir de una lata vacía.

     Yo he utilizado un bote de Nesquik, pero podéis aprovechar cualquier lata del tamaño que más os guste. Eso sí, que sea de las de abre-fácil para evitar accidentes.


Primero lo intenté dibujando los puntos sobre la lata con un rotulador permanente, pero como el tarro lleva muchas letras y no veía muy bien el diagrama, decidí prepararlo primero en papel.


En las siguientes fotos podéis ver cómo queda el diagrama  y cómo fui perforando directamente sobre él.






En esta foto se puede ver el interior una vez perforada toda la lata.




Ahora es el momento de pintar. Yo he utilizado un esmalte acrílico con acabado satinado de Bruguer con base al agua y un rodillo de goma espuma para evitar burbujas o brochazos.

Este es el resultado después de dos capas. Como es un esmalte de secado rápido, no ha sido necesario esperar mucho tiempo entre cada capa. 




 A continuación apliqué una pátina a base de betún de Judea para dar un acabado envejecido.



En este punto es donde habréis de decidir si queréis un portavelas o una lámpara de sobremesa.






Si os decidís por el primero, sólo hay que poner dentro una vela que no sobresalga del borde.



Yo me decanté por convertirla en una lamparita y para ello hay que realizar un orificio en el fondo del tamaño del casquillo que vamos a utilizar, colocar el cable con su enchufe y el interruptor (esto se puede conseguir en cualquier ferretería a un precio muy asequible).
Además le coloqué cuatro patitas de madera (también recicladas de un antiguo revistero). Las patas pueden ser tapones, cuentas de madera... 





Este es el interior, con una bombilla de 25 vatios, de casquillo fino.






Y este es el resultado final!!!!!!!!





Espero que os guste.


viernes, 18 de abril de 2014

Zapatitos de bebé tejidos en crochet.


Mojicones colombianos.

     Hoy vamos a comenzar  la serie "Recetas paso a paso". Se trata de una receta de panadería colombiana que encontré en el blog cocinandolosdomingos.blogspot.com.es.
     Se trata de unos panecillos dulces, una especie de monas o suizos, suaves y esponjosos.

Los ingredientes son: 



Para la masa:

10 gr. de levadura de panadería deshidratada (yo puse 2 sobres de 4'6 gr. cada uno de la marca Vahiné)
500 gr. de harina para pan o harina de fuerza.
10gr. de leche en polvo
1/2 cucharadita de sal
100gr. de azúcar
65gr. de mantequilla derretida
2 Huevos
1 cucharada de esencia de vainilla ( yo utilicé 1/2 botellita de extracto de vainilla Vahiné)
200ml de agua

Para la cobertura:
Un poco de mantequilla derretida
azúcar blanquilla


Preparación:

En un recipiente pequeño se disuelve bien la levadura con 1 cucharada de azúcar en 3 cucharadas de agua tibia y se deja reposar para que crezca.




Mientras tanto, en un bol grande mezclamos la harina, el azúcar, la leche en polvo y la sal.





A continuación agregamos la mantequilla fundida, los huevos batidos, el extracto de vainilla y la levadura que habíamos disuelto anteriormente.




Ahora es el turno del agua.






En este punto, tenemos que remover muy bien para mezclar.






Cuando todos los ingredientes se hayan incorporado bien, se pone la mezcla sobre una mesa con bastante harina para trabajarla mejor.
Amasamos agregando harina poco a poco hasta obtener una masa homogénea y más firme.





Cuando terminamos de amasar, se pone en un recipiente engrasado, se cubre con film transparente y se deja reposar aproximadamente una hora para que doble su volumen. Cuida  de que no tenga corrientes de aire porque afecta negativamente al levado. Yo suelo colocarlo en el horno apagado o en la despensa, para evitar sorpresas, ya que siempre hay algún duendecillo rondando por la cocina.




Pasado este tiempo se puede comprobar cómo ha aumentado su volumen. 
Ponemos la masa sobre la mesa enharinada y amasamos un poco para desgasar, siempre con ayuda de harina ya que es una masa pegajosa.






Con un cuchillo engrasado vamos partiendo la masa, primero a la mitad, después en cuartos y así continuamos hasta obtener porciones de unos 60 ó 65 gramos. A mí me salieron 16 unidades.




Con las manos untadas de harina le damos forma de bolitas haciendo una especie de pliegue o pellizco en la parte inferior.


Las ponemos en un mole rectangular o cuadrado previamente engrasado, con el pliegue hacia abajo, uno bien pegado al otro.



Se cubre con un paño y se deja levar de nuevo durante unos 15 minutos para que la masa crezca un poco más.
Mientras tanto, hay que precalentar el horno a temperatura media (180ºC aprox.), arriba y abajo.

Luego pintamos la parte superior con la mantequilla derretida ( se puede sustituir por huevo batido).


Horneamos durante 10 minutos en la parte central del horno.



A continuación lo sacamos del horno, volvemos a pintar con huevo o mantequilla derretida y espolvoreamos azúcar por encima.




Llevamos nuevamente al horno otros 15 minutos o hasta que estén dorados.


                                                 

                                                  Dejamos enfriar un poco y desmoldamos.



Y ahora a disfrutar. Es una pena que el olorcito tan rico que desprende no os lo pueda hacer llegar. 

Espero que os guste.